Deben distinguirse dos problemas generales en relación con los sentimientos y la conducta.
El primero es el
de traducir los sentimientos comunicados (u observados) del paciente en datos
conductuales (quién hizo qué, cuándo, dónde, cómo, a quién, en qué circunstancias,
etcétera), basándose en las informaciones del paciente.
El segundo problema relacionado es el de conceptualizar
los sentimientos en términos de procesos conductuales, como una condición
general aplicable a los actos humanos. Desde luego, estos son realmente dos
aspectos de un problema básico, como es la función de los sentimientos en el
mundo de la conducta.
Para apoyar el argumento postulado en el presente libro,
en el sentido de que los sentimientos son conducta, se pueden hacer varias afirmaciones.
1. Junto con la expresión de los sentimientos del
paciente están las conductas observables, que incluyen el habla, la manera de
expresarse, postura, expresiones faciales, gestos, hábitos “nerviosos” como son
los tics, y múltiples tipos de conducta expresiva. Sería difícil juzgar los
sentimientos (en términos de estados emocionales) sin tomar en cuenta las
conductas que los acompañan o de otro tipo. Debido a que los sentimientos se
relacionan con estados emocionales (alegría, tristeza, etcétera), los signos
fisiológicos que acompañan a estos estados emocionales son muy conocidos.
2. La misma conducta verbal del paciente identifica y
atribuye las causas posibles, así como las circunstancias, a los sentimientos de
los que habla. Aunque la gente no sabe con claridad por qué se siente así —en
la mayor parte de los casos de conducta trastornada, por lo menos—, trata de
atribuir la causalidad lo mejor que puede. Este intento inicial es valioso para
el terapeuta, ya que él puede tomar el hilo causal que el paciente le revela y
desenredarlo a fin de llegar a una noción más productiva acerca de la manera en
que los sentimientos que expresa se ajustan a un contexto conductual. Un
paciente puede decir que está deprimido. El interrogatorio revela que ha tenido
un conflicto con su jefe y, a su vez, esto implica que el paciente ha sido
atacado en términos de su competencia, revelando una cadena de eventos importantes
para explicar los sentimientos: conflicto-jefe-deprecación-baja
estimación-sentimientos negativos - escasa motivación para el trabajo -
sentimientos negativos continuos, etc. En cambio, la persona que ha sido
reforzada positivamente por su buen trabajo, tiende a caminar con garbo, a
sonreír, a ser expansiva, y a estar dispuesta a reforzar a los demás. No se
necesita un potente microscopio con aumento elevado, para demostrar la relación
entre estas tendencias conductuales y los sentimientos.
Phillips, 1980.
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