¿Pero hasta el día de hoy cuales son los resultados de esta
modalidad de intervención? Para responder a esta pregunta citemos a la baronesa
Warnock.
Warnock ha publicado un informe en el que sostiene que “si
bien la inclusión es un ideal para la sociedad en general, no siempre es un
ideal para las escuelas”. En el caso de los niños con necesidades especiales la
integración escolar no ha funcionado y hay que reconocerlo. Niños vulnerables
con graves problemas pueden quedar aislados en las grandes escuelas normales.
En cambio, en las escuelas especiales más pequeñas encuentran un ambiente más
tranquilo y atento a sus necesidades personales. (Daily Telegraph, 9-06-2005).
Por otro en l Distrito de Flint de Michigan Estados Unidos,
se está reconsiderando enviar a escuelas especiales a los alumnos con NEE, a
consecuencia del hacinamiento, casos de incompatibilidad académica y
enfrentamientos sociales, el distrito escolar de Flint está replegándose de una
política de inserción obligatoria de muchos alumnos de educación especial a
salones regulares. Algunos de los alumnos ya han sido trasladados nuevamente a
salones especiales. (Melissa Burden, The Flint Journal, 11 de octubre 2006)
Graham Barton, portavoz de la Liga de escuelas especiales,
en Gran Bretaña, se ha congratulado con el cambio de opinión de Warnock y
señala que la inclusión se ha utilizado por los políticos como la panacea
políticamente correcta, pero miles de padres saben que se les ha vendido una
falsa ilusión, y que sus hijos, los que más ayuda necesitan, han sufrido en las
escuelas normales.
Un artículo publicado en la Jornada por Karina Aviles (La
jornada, 2006) nos da elementos para entender este fracaso. Para Aviles la educación especial en México, cuyo
propósito central es la integración social y educativa de los niños con discapacidad,
ha generado justo el efecto contrario: los pequeños se encuentran hoy día en
una situación de "exclusión disfrazada", arrojados a su suerte en
cuanto a su aprendizaje y desarrollo, sin maestros suficientemente capacitados
ni recursos materiales para facilitar ese proceso, y cada vez más vulnerables
ante un sistema educativo "irresponsable que los mantiene en el
abandono".
También revela que 72
por ciento de los maestros consultados de las Unidades de Servicio de Apoyo a
la Educación Regular (USAER), afirman que la Secretaría de Educación Pública
(SEP) no provee los recursos y servicios necesarios para llevar a cabo este
proceso.
Y que de acuerdo con el informe, que evalúa el Programa
Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración
Educativa, implementado por el gobierno de Vicente Fox, 65.43 por ciento
aseguran que no tienen las herramientas para atender todas las discapacidades
que se presentan en su escuela y 72.84 por ciento señalan que su plantel no
tiene la infraestructura adecuada para favorecer el acceso físico de estos
niños.
El 46.15 por ciento consideran que no existe coordinación
entre los centros educativos y las instituciones que atienden a estos niños en
pro de la integración. Al igual que los de USAER, el 62.72 por ciento advierten
que la SEP no otorga los recursos suficientes para realizar la integración y
40.24 por ciento manifiestan que los profesores no tienen apoyo específico para
atender las distintas discapacidades de los estudiantes.
Asimismo cita a la especialista Marta Ezcurra Ortiz, quien
advierte que a los niños atendidos por las USAER se les ha "dejado en el
desamparo", porque muchas escuelas regulares no están capacitadas para
recibirlos ni muchos de ellos para asistir, pero lo más grave es que
"nadie asume la responsabilidad del proceso educativo del niño. Si aprende
o no, no es responsabilidad del maestro regular ni tampoco del de USAER".
La fragilidad en la que se encuentra hoy día el sistema de
educación especial obedece, en gran medida, a que los gobiernos neoliberales
optaron por "importar" el concepto de "integración" como
les convino -hicieron una reestructuración no exenta de la desaparición de
direcciones, como la de educación especial, en el afán de que estos niños accedan
a las escuelas regulares-, "permitiéndoles así conservar el mismo
presupuesto y ampliar la matrícula", explica la especialista Marta Ezcurra
Ortiz.
Sin embargo, la población atendida, lejos de crecer en esta
administración, disminuyó. Según el mismo reporte, en 2001 recibieron atención
educativa 436 mil 207 niños y jóvenes y, para 2004 fueron atendidos 379 mil
273. ¿Dónde quedaron 56 mil 934 niños y jóvenes?
Nuestra exposición nos lleva a concluir que la integración educativa solo sirvió para terminar con un subsistema de educación especial y así reducir el gasto público.
Código: 1504223908383
Fecha 22-abr-2015 2:23 UTC
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