miércoles, 4 de marzo de 2020

Instrucción y educación.



Instrucción deriva del latín instructio, que significa “colocación”, “disposición”, “orden”.

Educación proviene también del latín, de educatio, que significa “formación”, “crianza”.

Educar quiere decir ayudar la formación psíquica, la crianza integral del individuo, favoreciendo de todas maneras el desarrollo armónico de las posibilidades virtuales que brindó la herencia, o corrigiendo sus desviaciones.

Instruir quiere decir dar a esas posibilidades psíquicas desarrolladas u orientadas por la educación un instrumento de trabajo, los conocimientos que servirán para la función del diario vivir.

La educación empieza con el primer pañal; la instrucción aproximadamente a los seis años, cuando el niño está psicológicamente maduro para el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Además, en sus objetivos fundamentales y primarios la educación debe quedar completada en la adolescencia; el hombre o la mujer que surjan de esta etapa psíquica deben estar integrados en su calidad de individuos y de seres sociales so pena de graves perturbaciones del carácter o de la conducta.

La instrucción dura toda la vida del individuo por ser la adquisición de nuevos conocimientos. Sus etapas no son rígidas y permiten muchas veces recuperar tiempo perdido por una u otra razón: lo que no se aprendió en un año puede aprenderse en otro sin sensible detrimento, como es el caso de pequeños que repiten un curso.

Merani, A. L. (1958). Nuestros hijos, esos desconocidos.

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