La agresividad infantil se ha definido
en términos de la conducta manifiesta del niño que implica destrucción, daño
físico a otros, a él mismo, o a propiedades. Entraña agresión física, amenazas
verbales de agresión, arrebatos explosivos de destrucción de propiedad y
auto-daño en el contexto de frustración o estimulación aversiva.
Un factor de riesgo importante,
responsable del desarrollo de la agresividad en los hijos, es el manejo
ineficaz de su comportamiento, caracterizado por esfuerzos fallidos,
inconsistentes y erráticos para disciplinarlos.
El hecho de que los padres contribuyan
de diversas formas a la agresividad de sus hijos ha sugerido la necesidad de
diseñar intervenciones, tanto preventivas como terapéuticas, dirigidas a los padres
o cuidadores principales mediante la modificación de sus prácticas disciplinarias.
Por lo tanto, la prevención y el tratamiento de la agresividad infantil se han
beneficiado también de la investigación sobre técnicas conductuales diseñadas
para alterar las transacciones padres-hijo en el hogar.
Fajardo-Vargas, V., &
Hernández-Guzmán, L. (2008). Tratamiento cognitivo-conductual de la conducta
agresiva infantil. Revista
mexicana de análisis de la conducta, 34(2), 371-389.
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