*El poder de la atención del maestro como reforzador de la conducta del niño ha sido reconocido desde las primeras demostraciones de Wolf y colaboradores, quienes probaron que las interacciones sociales de una niña podrían ser influidas por el uso contingente de las reacciones de su maestro hacia su conducta-
La atención del maestro
adquiere una variedad de formas, que varían desde sonrisas, palmaditas en la
espalda y comentarios elogiosos hasta ceños fruncidos, críticas y reprimendas.
La falta de atención del maestro (ignorar al alumno), también pertenece a esta
escala de consecuencias contingentes a la respuesta. No obstante, lo mismo que
con todas las demás consecuencias, éstas no pueden ser calificadas como
positivas, negativas o neutrales a menos que su función con respecto de una
conducta determinada haya sido cuidadosamente analizada. Las palabras de elogio
no son necesariamente reforzadores positivos; una reprimenda puede no ser
punitiva, e ignorar una conducta no por fuerza conduce ésta a su extinción.
Aunque pueda parecer paradójico para quienes olvidan que la definición de una
consecuencia de respuesta depende de su función respecto de esa respuesta,
algunos niños reaccionan al elogio como si fuese un castigo y a una reprimenda
como si fuese una recompensa.
Cuando se planea una
intervención basada en el uso contingente de la atención del maestro, conviene
recordar que en el contexto de un salón de clases, la, atención del maestro es
parte de un sistema social, jamás se da en forma aislada.
*(Ross, A. O., 1987, pag. 266)