sábado, 8 de febrero de 2020

DIAGNÓSTICO DE LOS DESÓRDENES DE CONDUCTA



La característica fundamental de los desórdenes de comportamiento en los niños es que son conductas desviadas, que dependen de las normas sociales que privan en determinada cultura y que son paradójicas en el sentido de que persisten en el tiempo, pese a las consecuencias negativas que vive el niño en la relación tanto con sus compañeros como con los adultos.

Según el enfoque tradicional, son síntomas de conflictos internos producidos por deseos reprimidos y miedos no expresados.  Se considera que la conducta explícita o manifiesta es un síntoma de los problemas inconscientes denominados desórdenes emocionales, muy similares a la enfermedad física, donde el problema que debe tratarse no es el síntoma (por ejemplo, fiebre), sino la enfermedad (por ejemplo, pulmonía).

El modelo de enfermedad en los desórdenes psicológicos se basa en la búsqueda constante de las causas ocultas que los originaron con el fin de obtener, de este modo, su curación.  El tratamiento psicoterapéutico se realiza como un procedimiento indiferenciado (en el sentido de que es general, en vez de particular) más bien diseñado para ayudar al niño a expresar sus temores y fantasías por medio del juego y la conversación.

Por otro lado, el enfoque conductista se fundamenta en gran parte en el principio de que la conducta desadaptada es aprendida, si bien no niega que los problemas psicológicos tienen su origen en las primeras experiencias del niño, de modo que investiga sobre la historia del aprendizaje de cada familia en particular.

La psicoterapia tradicional asienta su proceso en el modelo de enfermedad, o sea, en el concepto de una patología única subyacente (por ejemplo, un conflicto inconsciente) que se presume que produce una variedad de síntomas y manifestaciones psíquicas.

En cambio, la terapia del comportamiento se interesa fundamentalmente en determinar las relaciones funcionales entre los acontecimientos del ambiente y/o los estímulos y las respuestas del organismo.  Las conductas desadaptadas, incluso los síntomas psicóticos, no se consideran cualitativamente diferentes de aquellas que se denominan de manera arbitraria conducta normal.  En el diagnóstico de los desórdenes infantiles aún no se tiene una idea clara sobre cuál es la normal y cuál es la anormal.  El trabajo del psicólogo terapeuta consiste en decidir cuáles síntomas están presentes y cuáles no, y en aplicar los procedimientos pertinentes para obtener un diagnóstico.



Kort Rosemberg, F. (2001). Psicología del comportamiento infantil: guía para padres, maestros y terapeutas.

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