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La cultura podemos definirla como aquello que queda en el hombre después
de haber reelaborado por medio de la razón, todo aquello que recibió como instrucción
y lo
proveyeran de una mente lúcida,
de un espíritu sano, porque no se atiende a autoridades, no
obedece a poderes ajenos, y
es producto de una experiencia
personal convertida en visión propia del mundo, de los seres
y de las
cosas que lo pueblan.
La cultura, es organización, disciplina del propio ser, es plena
conciencia de la propia
personalidad, es conquista
de un razón
y de una conciencia superiores. Es el
camino por el
cual se llega
a comprender el propio valor histórico, el propio significado
como hombre, la propia función en la vida, los propios derechos y los propios
deberes con la humanidad.
La cultura, tal como la definimos, tal como la elaboró un largo y arduo
proceso histórico, desemboca
inevitablemente en la libertad, porque el hombre que construye
su visión del mundo, de las
cosas y de los
otros hombres, realiza un acto que lleva el sello de su persona, de no
pertenecer a nadie más que a sí mismo. Con otras palabras, el hombre que conoce
la necesidad de sus acciones se librera de sus imposiciones y procura la
libertad.
Merani, A.L. (1983) Carta
abierta a los consumidores de cultura. Ed. Grijalbo, Barcelona, España.
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