
En las
familias de clase socio-económica baja, los niños y niñas presentan retrasos
lingüísticos que varían en grados de severidad y tales atrasos pueden explicarse
a partir de la pobreza (en cantidad y tipo) de las interacciones entre padres,
madres, hijos e hijas, que suele caracterizar a estas familias.
Tough
(1982)* señala que los niños y niñas cuyos padres y madres tienen bajo nivel educativo:
(a)
usan estructuras simples en su lenguaje;
(b) hacen
peticiones directas y concretas, sin justificar sus requerimientos, y
(c) su
orientación del lenguaje no propicia el uso de estructuras lingüísticas complejas.
Por su
parte, los niños y niñas cuyos padres y madres tienen un nivel educativo medio
y alto:
(a)
usan estructuras más complejas en sus frases y oraciones cotidianas;
(b)
poseen un lenguaje que se encamina a analizar y reflexionar sobre experiencias
pasadas y a expresar planes e intenciones;
(c)
expresan y proyectan, sentimientos propios y de otras personas, y
(d)
elaboran y justifican sus requerimientos.
En estas
familias hay una tendencia a leer y comentar libros, a ampliar la complejidad
de su lenguaje y a realizar actividades pre académicas como parte de su vida
cotidiana.
* Bereiter, C., & Engelmann, S.
(1977). Enseñanza especial preescolar. Barcelona, Espana: Fontanella.
* Tough, J.
(1982). Language, poverty and disadvantage in school. En L. Feagans, & D.
Farran (Eds.) The language o f children reared in poverty: Implications fo r
evaluation, (págs. 3-18). New York, NY: Academic Press.
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