Con diversos enfoques, numerosas disciplinas han formulado
teorías para explicar las diferencias en el comportamiento de hombres y
mujeres. Una de estas disciplinas es la psicología evolucionista, cuya teoría
sostiene que tales diferencias tienen un carácter inmutable y están
determinadas por los genes.
Para algunos psicólogos evolucionistas y psiquiatras todos los
rasgos del comportamiento se consideran heredables. Talentos y temperamentos
generales, los tipos de personalidad, los rasgos de comportamiento sumamente
específicos, todos son heredados; es
decir, están codificados genéticamente.
El reciente descubrimiento del Proyecto del Genoma Humano de
que el genoma humano tiene muchísimos menos genes de lo que se imaginaba —unos
30 000— contradice la suposición de que una multitud de mecanismos psicológicos
funcionalmente específicos pudiesen tener correlatos genéticos discretos. Y,
por último, son fundamentalmente representaciones erróneas de la naturaleza de
los genes y su relación con la evolución.
Susan McKinnon
El genetista evolucionista Gabriel Dover, considera que los genes
no son entidades autorreplicantes; no son eternos; no son unidades de
selección; no son unidades de función, y no son unidades de instrucción. Son
modulares por su construcción y su historia; invariablemente redundantes; cada
uno de ellos se involucra en una multitud de funciones, y se comportan mal en
una extravagante variedad de maneras. Coevolucionan íntima e interactivamente
entre sí a través de sus proteínas y derivados del ARN. No tienen ningún
significado fuera de sus interacciones en relación con ningún rasgo adaptativo
de un individuo: no existen vínculos uno a uno entre genes y rasgos complejos.
Los genes son las unidades de la herencia, pero no las unidades de la
evolución: sostiene que no hay “unidades” de evolución como tales, porque todas
las unidades están cambiando constantemente. Están íntimamente involucradas con
la evolución de las funciones biológicas, pero la evolución no tiene que ver
con la selección natural de genes “egoístas”.
Ya sea que para algunos psicólogos evolucionistas y psiquiatras
crean o no que existen correlaciones uno
a uno entre los genes y rasgos de comportamiento humano complejos, su
reificación de tales rasgos en genes a los que se da una denominación
naturaliza los resultados de conjeturas, los envuelve en el manto de autoridad
de la verdad científica y hace imposible considerar orígenes y modos de
transmisión alternativos para la compleja disposición de rasgos del
comportamiento humano.
Para McKinnon el
comportamiento no es un reflejo de una realidad biológica, sino el resultado de
una producción histórica y cultural.
Susan McKinnon
GENÉTICA
NEOLIBERAL
Mitos y
moralejas de la psicología evolucionista.
Fondo de
Cultura Económica, México, 2012
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