El tratamiento generalmente se basa en la suposición de que
las conductas desviadas son síntomas de algún trastorno neurológico o emocional
subyacente, y el tratamiento está diseñado para modificar estas causas
subyacentes hipotéticas (TDAH, Ansiedad, Depresión, etc.).
Sin embargo, el enfoque de la teoría del aprendizaje sugiere
que tanto los comportamientos deseables como los indeseables del niño se
mantienen por sus efectos sobre el entorno natural del niño. Por lo tanto, la
forma más eficaz de modificar el comportamiento inadecuado es cambiar las
reacciones funcionales entre el medio y ese comportamiento. Luego las conductas
indeseables de un niño pueden controlarse en el hogar mediante contingencias de
refuerzo programadas por sus padres.
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