La manera de abordar el
estudio y definición del retraso mental o retardo en el desarrollo ha sido
diversa. Se pueden diferenciar cuatro posiciones conceptuales:
1. La definición basada
en el cociente de inteligencia (CI).
2. La definición basada
en la conducta adaptativa (CA).
3. La definición de la
American Association of Mental Retardation (AAMR, 2002) que recoge los dos índices
anteriores.
4. La definición del
Análisis de Conducta Aplicado basada en déficits y excesos específicos (Bijou,
1976).
Algunos criterios de
definición propuestos por la American Association of Mental Retardation han
sido incorporados en el DSMIV y CIE-10. Tal y como se recoge en el DSM-IV-TR
(APA, 2002), el Retraso Mental se caracteriza por un funcionamiento intelectual
signifteativamente por debajo de la media, que coexiste con limitaciones en dos
o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación, cuidado
personal, vida doméstica, habilidades sociales, utilización de los servicios de
la comunidad, autodirección, salud y seguridad, rendimiento académico funcional,
ocio y trabajo. Se manifiesta antes de los 18 años.
Tradicionalmente el
diagnóstico del retraso en el desarrollo o retraso mental se ha basado en la
medición de la capacidad intelectual general (CI), obtenida mediante los tests
de inteligencia normalizados.
Ante las críticas que recibió el diagnóstico
tradicional (Gil, 1988; Luciano, López y Vives, 1997), el Análisis Conductual Aplicado propuso la alternativa conocida como la Evaluación Conductual. Esta
aproximación al retraso se centra en la evaluación de los excesos y los
déficits conductuafes empleando estrategias de evaluación con referencia a la norma
y basada en el criterio de ejecución individual (Bijou, 1976).
*Montero, M. D. C. V. (2005). Intervención conductual en un caso de retraso mental. Análisis y Modificación de Conducta, 31(139).
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