viernes, 19 de abril de 2019

El rechazo hacia los niños con problemas de conducta,


En el informe final del Programa Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa (Red Internacional de Investigadores y Participantes sobre Integración Educativa, 2005), se hizo mención a las necesidades educativas especiales sin discapacidad, que incluye los problemas de aprendizaje, conducta, emocionales, violencia, etc., comúnmente reportados como rezagos educativos que son considerados dentro del Trastorno con Déficit de Atención (TDA) (SEP, 2005 p. 107, SEP, 2011a, p 47).

Dicho informe también señaló que los problemas de conducta, se han convertido en un tema apremiante por su tendencia creciente, así como por la falta de recursos para atender las necesidades de estos alumnos, lo que crea en los profesores frustración y enojo al no poder dar respuesta al problema, condición que se reafirma doce años después, al señalar que existen serias dificultades para la atención de niños con TDAH, que se complican cuando la comunidad educativa elude el compromiso de brindar una atención que responda a sus características y particularidades (SEP, 2017).

Ante esta impotencia, se dice que en la mayoría de los casos la reacción de los docentes es de rechazo a estos alumnos, pues desearían “ponerlos en una correccional o institución especial”, o que fuesen “tratados por especialistas”, ya que consideran que controlarlos está más allá de sus posibilidades porque sus estrategias no funcionan y con su presencia “contagian/alborotan otros alumnos” (Red Internacional de Investigadores y Participantes sobre Integración Educativa, 2005, p 151).

Este informe confirma el rechazo que existe hacia los niños con problemas de conducta, en contraposición con la aceptación por parte de los decentes, de los niños con discapacidad intelectual.  Al cuestionar los motivos por los cuales estos últimos son mejor aceptados, este informe señaló los siguientes puntos:

1. La aceptación no se da por la Discapacidad, “es notorio el consenso que se tiene en la aceptación de niños con Síndrome Down y el rechazo por los niños con autismo y con problemas de conducta”.

2. Dentro de las discapacidades, el Autismo es la discapacidad más temida. La mancuerna que resulta más complicada y casi insoportable, es tener un caso de autismo y uno o varios con problemas de conducta.

3. El Autismo y los problemas de conducta se vinculan debido a las conductas violentas, tales como golpear, empujar, tirar y pegar.

4. Dentro de los problemas de conducta. La mayor dificultad es la desobediencia, la resistencia e indiferencia del niño a realizar las instrucciones, peticiones o actividades que demandan los docentes. Salirse del aula, tirarse al suelo, negarse a trabajar, voltearse, hacer berrinches, no hacer “nada”.

5. Generalmente son los niños “normales”, que presentan problemas de conducta, los que molestan más a los docentes y especialistas, porque no hay mal orgánico al cual echarle la culpa, y se refugian en dos salidas: culpar a la familia o culpar al propio niño.

6. Ante estas “conductas”, pareciera que ninguna información, formación, capacitación, metodología y recursos pueden resolver esta crítica situación.

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