En el informe final del Programa Nacional
de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa (Red Internacional
de Investigadores y Participantes sobre Integración Educativa, 2005), se hizo mención
a las necesidades educativas especiales sin discapacidad, que incluye los problemas
de aprendizaje, conducta, emocionales, violencia, etc., comúnmente reportados como
rezagos educativos que son considerados dentro del Trastorno con Déficit de Atención
(TDA) (SEP, 2005 p. 107, SEP, 2011a, p 47).
Dicho informe también señaló que los
problemas de conducta, se han convertido en un tema apremiante por su tendencia
creciente, así como por la falta de recursos para atender las necesidades de estos
alumnos, lo que crea en los profesores frustración y enojo al no poder dar respuesta
al problema, condición que se reafirma doce años después, al señalar que existen
serias dificultades para la atención de niños con TDAH, que se complican cuando
la comunidad educativa elude el compromiso de brindar una atención que responda
a sus características y particularidades (SEP, 2017).
Ante esta impotencia, se dice que en
la mayoría de los casos la reacción de los docentes es de rechazo a estos
alumnos, pues desearían “ponerlos en una correccional o institución especial”, o
que fuesen “tratados por especialistas”, ya que consideran que controlarlos
está más allá de sus posibilidades porque sus estrategias no funcionan y con su
presencia “contagian/alborotan otros alumnos” (Red Internacional de Investigadores
y Participantes sobre Integración Educativa, 2005, p 151).
Este informe confirma el rechazo que
existe hacia los niños con problemas de conducta, en contraposición con la aceptación
por parte de los decentes, de los niños con discapacidad intelectual. Al cuestionar los motivos por los cuales estos
últimos son mejor aceptados, este informe señaló los siguientes puntos:
1. La aceptación no se da por la Discapacidad,
“es notorio el consenso que se tiene en la aceptación de niños con Síndrome Down
y el rechazo por los niños con autismo y con problemas de conducta”.
2. Dentro de las discapacidades, el
Autismo es la discapacidad más temida. La mancuerna que resulta más complicada
y casi insoportable, es tener un caso de autismo y uno o varios con problemas de
conducta.
3. El Autismo y los problemas de conducta
se vinculan debido a las conductas violentas, tales como golpear, empujar, tirar
y pegar.
4. Dentro de los problemas de conducta.
La mayor dificultad es la desobediencia, la resistencia e indiferencia del niño
a realizar las instrucciones, peticiones o actividades que demandan los docentes.
Salirse del aula, tirarse al suelo, negarse a trabajar, voltearse, hacer berrinches,
no hacer “nada”.
5. Generalmente son los niños “normales”,
que presentan problemas de conducta, los que molestan más a los docentes y especialistas,
porque no hay mal orgánico al cual echarle la culpa, y se refugian en dos salidas:
culpar a la familia o culpar al propio niño.
6. Ante estas “conductas”, pareciera
que ninguna información, formación, capacitación, metodología y recursos pueden
resolver esta crítica situación.
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