lunes, 1 de abril de 2013

Evaluación conductual


La evaluación del comportamiento infantil actualmente se considera como una estrategia exploratoria.  Según Nelson y Hayes (1979), la meta de la evaluación del comportamiento de un niño consiste en identificar unidades de respuesta significativa e indicar las variables que la controlan con el fin de entender y alterar la conducta.
En la evaluación conductista  se utilizan categorías para evalúan los excesos, déficit y habilidades conductuales mediante preguntas tales como: ¿Qué está haciendo el niño en forma explícita o encubierta, que lo lleva al conflicto con su ambiente? ¿Cuáles son las variables que controlan estas conductas?.  Se pone especial interés en la información empírica directa y altamente individualizada.

La evaluación conductual comienza a partir de las siguientes cuatro metas:

a) Identificar las conductas "problema".
b) Procesar una investigación funcional de estas conductas "problema".
c) Ayudar a escoger la intervención apropiada.
d) Evaluar el progreso.

Organización de la información obtenida por la evaluación

Una manera conveniente de organizar la información obtenida en la evaluación de una conducta desadaptada y que facilita la discriminación de métodos específicos de tratamiento según Goldried y Sprafkln (1976) , se describe a continuación,

Tomado de www.feminis.com


1. Estimulación.  Estudiar la estimulación externa o interna del ambiente que pudiera influir de alguna manera en el comportamiento del niño.
2. Organismo.  Evaluar el estado biológico del niño, incluso las variables genéticas, neurológicas, bioquímicas y mecánicas que afectan la forma de la conducta.
3. Respuesta.  Medición de la conducta motora, la conducta verbal cognoscitiva y la conducta emocional fisiológica.
4. Contingencia.  Relación entre la conducta y sus consecuencias, incluso la frecuencia y el tiempo de los resultados de la respuesta.
5. Consecuencia.  Se refiere a las consecuencias de la conducta, incluso los diversos sucesos agradables y desagradables.

Criterios de intervención

Para  Mash y Terdal (1981) los criterios más comunes para el tratamiento de comportamientos desadaptados son los siguientes:

1. Se trata de un comportamiento que es físicamente peligroso para el niño y/o para los otros niños.
2. Las metas de los cambios de comportamiento deben ser positivas, y destacar lo que el niño debe hacer y no lo que no debe hacer.
3. Es necesario dar prioridad a los comportamientos esenciales para la evolución del niño, como lenguaje, actuación académica, desarrollo cognoscitivo, habilidades motoras y habilidades sociales, ya que si estos problemas no se corrigen a tiempo, se acumulan las deficiencias y el niño queda cada vez más atrasado.
4. Se da prioridad a los comportamientos más elementales para facilitar el manejo posterior de la cadena de respuestas de conductas más complejas.
5. Se destacan los comportamientos que aumentan la flexibilidad del niño en la adaptación y cambio frente a nuevas situaciones mediante procedimientos de automanejo y autocontrol.

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