Se puede utilizar la estimulación aversiva directa sobre sí
mismo (haciendo golpear una liga de caucho colocada en tomo de nuestra muñeca),
a fin de detener las ideas indeseables. Eso actúa como recordatorio de que la
conducta en cuestión debe controlarse y el control a su vez. “apaga” la
aversión (y de esta manera es reforzante). También puede actuar como una
distracción o castigo leve e inhibir alguna conducta indeseada (por ejemplo,
sentirse “nervioso” respecto al sexo opuesto, pensando en “malas” ideas, etc.).
(Kanfer y Phillips, 1970, págs. 117-128; Mahoney, 1974, págs. 90-96).