lunes, 27 de agosto de 2018

El Trastorno por Déficit de Atención desde los servicios educativos II



Matemáticas. Suelen ser más lentos en actividades de numeración y cálculo y en la resolución de problemas, cometen más errores y dejan las tareas sin terminar en más ocasiones. Todo ello se agrava por su tendencia a evitar ejercicios reiterativos, lo que les impide la práctica sistemática, necesaria para la adquisición de estas destrezas.

Convivencia. Las conductas del TDA-H pueden coexistir con las de otros trastornos como trastorno del lenguaje, aprendizaje, conducta. Carecen de la reflexividad y madurez suficiente para analizar eficazmente una situación, por tanto su conducta resulta normalmente inmadura e inadecuada. Regularmente son estudiantes víctimas de discriminación y acoso escolar.

Otras situaciones. Dificultades a la hora de tomar apuntes, lo cual repercute de manera importante en el estudio posterior. Dificultades en las técnicas de estudio: subrayar lo más importante, hacer un resumen, identificar las palabras claves, elaborar esquemas y mapas conceptuales. Dificultades a la hora de realizar exámenes: respuesta precipitadas, incluso antes de leer las preguntas, dificultad para pensar distintas alternativas, etc.

La intervención puede incluir un amplio número de paquetes o menú de posibles procedimientos de intervención encaminadas a paliar los comportamientos asociados al TDAH, que incluyen la canalización a los servicios de salud donde reciben ayuda profesional y un tratamiento medicamentoso (SEP, 2001).

Actividades interesantes y motivadoras, que combatan la rutina; metodologías activas del aprendizaje; organización de todas las actividades considerando los ritmos, estilos de aprendizaje y que se lleven a cabo respetando la temporalidad destinada para cada una de ellas y flexibilizando los tiempos cuando la situación lo amerite (SEP, 2011).

También se ofrece estrategias diseñadas y empleadas en la Dirección de Educación Especial, como alternativas idóneas para favorecer el aprendizaje y la participación del alumnado con TDA-H, las cuales se pueden desarrollar a partir de las estrategias globales de mejora educativa (SEP, 2017).

• Filosofía para Niños: Es un programa educativo que permite a los niños, niñas y jóvenes reconocer sus habilidades de pensamiento para utilizarlas y explorar diversas formas de comprender su entorno. Promueve la formación de sujetos críticos y reflexivos, capaces de asumir posturas propias frente a diversas problemáticas enfrentadas por los alumnos y las alumnas tanto en la escuela, como en el aula, en la familia o en la comunidad.

• Desarrollo de la Inteligencia a través del Arte (DIA): Es un modelo pedagógico que emplea el arte visual como estímulo para el desarrollo de las áreas: cognitiva, afectiva, comunicativa y social y que resulta idóneo para potenciar las capacidades de todos los alumnos a partir del análisis y discusión que se genera en torno a las obras de arte.

• Práctica entre Varios: Este programa, dirigido originalmente de manera particular a la población escolar en situación de autismo, al ser aplicado en diversos contextos áulicos, ha mostrado ser altamente eficiente para el desarrollo de actitudes y valores para la convivencia en el caso de alumnos y alumnas cuya desatención e hiperactividad influyen de forma negativa en su aprovechamiento escolar.

• Uso de Tic como apoyo al aprendizaje. En relación con las dificultades típicas que presentan los alumnos con TDA-H relacionadas con el aprendizaje las agendas electrónicas, teléfonos inteligentes, ipad, lap top, uso de internet y participación en redes sociales pueden, entre otras cosas, mejorar la concentración debido a la introducción de elementos novedosos y llamativos en la explicación, favorecer el seguimiento de la conversación y la lectura por la constante remarcación visual de los conceptos y favorecer la organización de los contenidos académicos, lo que hará que el alumno pueda tener los apuntes completos, y con ello, el trabajo individual que se realiza fuera del aula le resultará una tarea más fácil.

Se enfatiza que estas estrategias no solo favorecen a los alumnos con TDAH, sino que son recursos que proporcionan unos beneficios significativos en la práctica docente de los que puede hacerse eco toda la comunidad educativa (SEP, 2017)

Este tipo de evaluación e intervención es semejante al diagnóstico tradicional que es de tipo estructural y proviene del modelo médico de la psiquiatría. Debido  en primer lugar, porque agrupa una serie de conductas según su semejanza formal, esto es por su topografía, se les pone una etiqueta, TDAH, y a veces cuando es posible indicarlo, se agrega a dicha etiqueta una causa, por ejemplo de origen orgánico (SEP, 2001, 2012a, 2012b), o como el resultado de la interacción de diversos factores como las políticas, las prácticas y la cultura de cada centro escolar (SEP, 2011), por la apatía (SEP, 2011), o por problemas de “relación” (SEP, 2013), o como una condición con orígenes desconocidos, o como una amplia gama de factores que determinan el comportamiento (SEP, 2017).

En segundo lugar, se supone que para cada comportamiento que influye negativamente en el aprendizaje y en la participación del alumnado, se dispone de un procedimiento o paquete de procedimientos educativos, ambientales, etc., de la misma manera como ocurre en la práctica médica (Ribes, Díaz González, Rodríguez y Landa, 1986).

En tercer lugar considera las conductas como síntomas de una enfermedad mental subyacente, como lo atestigua la estrategia llamada “práctica entre varios”, aporte del psicoanálisis freudiano y lacaniano a la educación especial. Que está dirigida principalmente a sujetos en situación de autismo, psicosis o bien neurosis grave y, pero a la vez, tiene un impacto sustantivo, positivo en la formación de todos los alumnos y las alumnas (SEP, 2013b). 

Es un trabajo educativo que posibilita que los alumnos y las alumnas “estén no solamente en el lenguaje sino también en el discurso”.

“En la medida que aceptan estar en el discurso, sus posibilidades de simbolización se ven fortalecidas y con ello pueden simbolizar su cuerpo, los objetos de su entorno, las demandas o peticiones que reciben, los límites y normas que regulan las distintas relaciones en que están inmersos. Con esta perspectiva se logra que puedan incluirse en el discurso y en las variantes de las relaciones sociales; es decir, se aspira a su inclusión plena y se garantiza su pleno derecho a recibir una educación de calidad” (SEP, 2013b, p. 27). 
En cambio, a lo largo del discurso oficial se observa una constante critica a la atención de orden médico, neurológico, psiquiátrico y/o psicológico, que se centra en la “patología” (SEP, 2013a), por lo contrario, como hemos visto, la intervención educativa se organiza a partir de los criterios derivados del modelo clínico-psiquiátrico.

La intervención no se ha despojado la terminología psiquiátrica como lo atestigua el uso de manuales diagnósticos como el DSM-IV y de términos como TDAH. Términos como necesidades educativas o barreras para el aprendizaje no logran desplazar a la terminología psiquiátrica como autismo, psicosis, neurosis o TDAH entro otras.

Psic Gerardo González Guadarrama

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