Pensamos que existen relaciones funcionales entre las manipulaciones ambientales específicas y la autolesión. Por ejemplo el reforzamiento y la extinción de otras conductas controlan la frecuencia y magnitud de la conducta auto-lesiva; la administración de reforzarniento social de forma contingente a la conducta auto-lesiva aumenta su frecuencia y magnitud.
También se ha descubierto que una sustitución sistemática de las respuestas auto-lesivas por conductas sociales adecuadas, lo que habla en favor de su pertenencia a una misma clase de respuestas, la de las conductas sociales. Conceptualmente, el sistema que mejor se ajusta a estas relaciones funcionales es el que considera que la conducta auto-lesiva es una conducta aprendida, operante o instrumental.
Efecto del reforzamiento social sobre la conducta auto-lesiva.
Un hecho social («”No te pegues”»), cuando se administra de forma contingente a la conducta auto-lesiva, incrementa la frecuencia de dicha conducta. Luego, por definición, el comentario actúa como un reforzador social, y la conducta sigue las leyes de la conducta operante.
No se intentaba analizar el aspecto del estímulo preciso que actuaba como reforzador en este comentario, pero los investigadores lo consideran motivo suficiente para suponer que casi todo comentario, al dispensar atención, debería tener un efecto parecido.
Control por el estímulo discriminativo.
El control del estímulo discriminativo sobre la conducta auto-lesiva se pone en evidencia en la repentina reducción de dicha conducta hasta el nivel de cero cuando se introducen nuevos estímulos. Conceptualmente, los nuevos estímulos no son discriminativas para la autolesión.
Por lo tanto, se consideró que la retirada del reforzamiento de una respuesta previamente re-forzada actúa como estímulo discriminativo para la conducta auto-lesiva. El que este hecho se establezca como discriminativo para la conducta de autolesión indicaría que en el pasado era la señal para el restablecimiento del reforzamiento, cuando un niño se comportaba de forma auto-lesiva. En términos generales, esto podría significar que siempre que se suprimía el reforzamiento (como en una situación de demanda), el niño podía obtener reforzamiento (se retiraba la demanda y se producía reforzamiento) a condición de que se dañara a sí misma. Esta conducta de autolesión obtenía, por tanto, un «pago» inmediato, el restablecimiento del reforzamiento deseado.
Desde el punto de vista de la teoría del reforzamiento, la supresión del reforzamiento es discrirninativa para una serie de conductas, algunas más socialmente aceptadas que otras. Podríamos decir que cuando una respuesta, que anteriormente fue eficaz para conseguir reforzamiento, deja de producir tales efectos, actúa como aviso para que el sujeto o incremente la magnitud de dicha conducta o cambie a alguna otra conducta, con todo aceptable, que en el pasado haya sido operativa para obtener reforzamiento. Predecir qué respuestas específicas se emitirán, y en qué momento, implica un conocimiento muy detallado de la historia previa de reforzamientos del individuo, lo cual muy a menudo es imposible. Puede pensarse que el niño agotó su repertorio de conducta social de forma jerárquica durante las sesiones de extinción: las primeras conductas que se presentaron y las primeras que se extinguieron fueron las adquiridas más recientemente durante las sesiones, y las últimas en presentarse y en extinguirse fueron las adquiridas en casa y en otras situaciones y reproducidas durante las sesiones (por ejemplo, la conducta auto-lesiva).
Los datos confirman la idea de un control ambiental muy específico sobre la auto-lesión, en lugar de un control ejercido por «estados» internos (tal como la culpa e «introyecciones hostiles»).
Al examinar de los efectos de comentario como «No creo que seas mala» está particularmente en relación con este punto. El uso de estos comentarios por algunos profesionales, quienes afirman que la conducta auto-lesiva del niño estaba en función de ciertos estados internos, sobre todo de la culpa. Estos profesionales lanzaron la hipótesis de que el comentario podía reducir su conducta de autolesionarse al reducir el nivel de culpa (o la magnitud de su «introyección hostil»).
Nosotros por lo contrario, hemos identificado que cuando se aplicaba dichos comentarios de forma contingente a la conducta auto-lesiva, ésta se incrementa.
De acuerdo con las consideraciones anteriormente mencionadas, cualquier respuesta verbal que suministra atención por parte del especialista de forma contingente a la conducta auto-lesiva puede servir como reforzador positivo de dicha conducta.
Cuando se responde socialmente a un niño autista, cuando este se auto lesiona, se puede causar un daño importante en lugar de un beneficio, a menos que se conozcan algunos de los posibles aspectos estimulantes de la respuesta de uno y de su relación temporal con su conducta.
El efecto beneficioso de suprimir y/o extinguir la conducta auto-lesiva es obvio; cuando se intenta educar a estos niños, invariablemente se hacen peticiones al niño, es decir, se suprime el reforzamiento hasta que se emite la respuesta deseada. Las conductas de rabieta y de autolesión no sólo retrasan los esfuerzos educativos de los demás, sino que interfieren con la probabilidad de que se emita la respuesta deseada.
Por Psic. Gerardo González Guadarrama
Por Psic. Gerardo González Guadarrama
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