Frente a los discursos actuales sobre una denominada
“educación emocional” y sus propuestas de capacitación, me encuentro, una vez
más, estableciendo una suerte de diálogo a des-tiempo con el gran Lev Vigotsky,
cuya lectura es una fuente inagotable de nuevas respuestas a los problemas de
la pedagogía y la psicología del desarrollo actual.
En su libro Teoría de las emociones, (editado en español en
el 2004 sobre la base de la producción científica entre 1931 y 1933), Vigotsky
realiza un análisis crítico de todas las posiciones -fundamentalmente
biologicistas, fisiologicistas- relacionadas al estudio de las emociones. Para
los autores de esas posturas (James, 1884, Lange, 1885 citados por Vigotsky)
las emociones no son otra cosa que sensaciones corporales de las que cobramosconciencia.
En otras palabras, las emociones son las manifestaciones
corporales y no los contenidos psicológicos que las generan. Actualmente se
puede observar que muchas propuestas de esta denominada educación emocional se
realizan a través de ejercicios que consisten enasociar un gesto (dibujo de una
sonrisa, por ejemplo) con una emoción.
Existen verdaderos manuales de ejercicios de educación
emocional. Verdaderos repertorios de aprendizaje por asociación de respuestas a
estímulos “emocionales”. Vigotsky señala en su obra que al biologizar las
emociones, los investigadores son incapaces de ver en ellas lo que tienen
propiamente de humanas: el significado que cada una de ellas tiene para la
persona que las siente; es decir, la influencia que la conciencia y el
pensamiento tienen en cada una de ellas; su relación estrecha con la personalidad
de cada individuo; la dependencia que aquellas tienen con las vivencias del
sujeto en un contexto histórico, bajo condiciones sociales concretas y, sobre
todo, su desarrollo y cambio cualitativo durante las condiciones de vida del
hombre.
Se verá por qué el dualismo cartesiano, el interaccionismo
y el espiritualismo de la psicología teleológica que Vigotsky critica en este libro
están hoy presentes en las neurociencias modernas.
El reduccionismo biológico, por su naturaleza, no puede dar
cuenta de la variedad de las cualidades propiamente humanas de la conciencia,
las motivaciones o los sentimientos, cuya explicación plena no se encuentra en
nuestra biología, sino en el significado que las mismas adquieren en el
transcurso del desarrollo históricamente condicionado.
Este modelo actual de “educación emocional” no es otra cosa
que la expresión de ese marco escicionista que entiende las condiciones del
sujeto, en este caso la regulación de sus propias emociones como la
condicionante de sus posibilidades de interactuar con otros en diferentes
contextos.
A partir del concepto de situación social de desarrollo, se
entiende que los efectos en el desarrollo que tendrá una determinada vivencia
estarán relacionados entonces con el modo en que cada niño percibe e interpreta
una determinada situación objetiva.
De este modo, las emociones, se desarrollan en los/as niños/as
en una situación social particular en la cual se construye sentido.
Es decir, se construye una pseudociencia cuyo propósito
consiste en poner estos pseudoconocimientos científicos a disposición de las
necesidades del mercado y de los intereses sociales y culturales neoliberales.
El neoliberalismo precisa sujetos que asuman que” lo que tienen
entre sus orejas es lo que les permite aprender”, que son sus condiciones las
que posibilitarán el éxito, en la medida, entre otras cosas, que pueda
adiestrar sus emociones.
Valores humanos por excelencia que no están en nuestros
cerebros cuando llegamos a este mundo. Es la experiencia, que siempre es con
otros y otras y las condiciones
dignas para aprender las que entretejerán el lazo entre biología y cultura en
el
modo particular y singular que nos
constituirá como verdaderos sujetos productores y transformadores en nuestra sociedad.
DUBROVSKY, S. (2019).
Educación emocional o¿ cómo adiestrar las emociones. Neurociencias y Educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Alguna pregunta?