miércoles, 16 de julio de 2014

El autismo desde la óptica interpretativa del psicoanálisis lacaniano



El documental francés El muro  (Le mur), que critica las posturas del psicoanálisis sobre el autismo, ha causado cierta conmoción en los últimos meses, incluso llegando a ser mencionado en The New York Times.

Francia es uno de los últimos bastiones remanentes del psicoanálisis, la teoría y terapia creada por Sigmund Freud y desarrollada por sus incontables acólitos. En la mayor parte del mundo anglosajón, la influencia del psicoanálisis ha disminuido en forma continua durante las últimas décadas (salvo en las humanidades y los estudios culturales), pero la salud pública y los departamentos académicos de psicología de Francia siguen aún dominados en gran medida por el psicoanálisis, en particular por los seguidores del carismático Jacques Lacan, quien fuera uno de los blancos principales del libro Imposturas intelectuales  de Alan Sokal y Jean Bricmont.

 En la mayor parte de los demás países, diferentes variantes de la terapia cognitivo-conductual (TCC) se consideran el tratamiento estándar para el autismo (y otras afecciones psicológicas). Los psicoanalistas franceses continúan resistiéndose a ella, porque la consideran (falsamente) como una forma terapéutica reduccionista que se enfoca exclusivamente en el cambio de conducta y pasa por alto la dimensión subjetiva de la enfermedad psicológica.

En El muro vemos a varios psicoanalistas explicando el comienzo del autismo, explicaciones que derivan de una larga tradición psicoanalítica de culpar del autismo a las relaciones fallidas con los padres (Bruno Bettelheim, Jacques Lacan, Françoise Dolto). En términos de dramas edípicos no resueltos y de conflictos intersubjetivos.

Tomadade http://esquimal.ucoz.com/news/el_arte_contemporaneo_entre_la_experiencia_lo_antivisual_y_lo_siniestro/2011-05-15-171

A veces el autismo es causado porque la madre está deprimida durante el parto o mientras el bebé está en el útero.  A veces  el autismo es por sobre todo una “elección” que realiza el mismo niño. Aparentemente los padres influencian este escape hacia el autismo, pero sólo el niño se hace “responsable”.

Nos enteramos de que los padres deben intervenir en la relación madre–hijo para evitar su fusión sexual; que todas las madres experimentan un período de “locura maternal” luego del embarazo; que toda relación madre–hijo es intrínsecamente incestuosa; que el niño autista “se rehúsa” a entrar al mundo del lenguaje porque está “enfermo de lenguaje”; que algunos padres son impotentes y patogénicos; que una función de la placenta es mediar entre los deseos homicidas de madre y feto durante el embarazo; y que el daño psicológico del incesto padre–hija no es algo para preocuparse mucho.

No todas estas exóticas ideas son compartidas por todos los analistas, por supuesto. De hecho, si uno consulta a dos psicoanalistas sobre cualquier tema dado, generalmente termina con tres opiniones diferentes.

Particularmente dolorosa es la triste visión expresada por muchos analistas lacanianos sobre los beneficios esperados de su (o cualquier forma de) terapia (“el placer de sentirse interesado por una pompa de jabón”, dice un analista).

Esto refleja otra doctrina central del psicoanálisis lacaniano: no podemos ser curados de la condición humana, y los síntomas que desarrolla un paciente constituyen su manera de lidiar con el ineludible “nudo” en el que los humanos nos enroscamos a nosotros mismos (de ahí la “elección” del autismo).

En vez de alentar falsas esperanzas, o así dicen los lacanianos, deberíamos resignarnos a este estado de cosas. Tratar de librarnos de síntomas debilitantes, como intentan hacer los terapistas cognitivo-conductistas, es erradicar la dimensión de la subjetividad humana. Tal derrotismo es repelente en vista de las intervenciones terapéuticas basadas en la evidencia que existen para lidiar con afecciones como el autismo.

El film es acusado de ser “polémico”, como si esto fuera un crimen de pensamiento en sí mismo. Un realizador fílmico tiene derecho a expresar sus ideas sobre un tema y a tomar posición si se siente moralmente obligado a hacerlo. ¿Podría cualquier persona sensata realizar un documental sobre la homeopatía, la astrología o la cienciología y permanecer cuidadosamente neutral sobre el tema tratado?

El tono polémico del film está perfectamente justificado a la luz de los escandalosos dichos de los psicoanalistas lacanianos. Incluso si Robert hubiera presentado falsamente las ideas expuestas por alguno de sus entrevistados, estos últimos podrían haber escrito una respuesta formal, en vez de arrastrar a una joven cineasta a una corte de justicia y exigir una compensación exorbitante (300 mil euros en total).

Esta noticia parecería exótica sin embargo, en México se ha comenzado hacer uso de las posturas lacanianas para tratar el autismo, se le llama “práctica entre varios” y se usa en los centros de atención múltiple y en los usaer, que dependen de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Será bueno que los psicolog@s de la SEP y autoridades, vieran este documental “polémico”. Por lo pronto no criticare a lacan no sea que me demanden. 


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